sábado, 29 de abril de 2017

Todo está bien, cuidado.

Señor, ¿Tiene un minuto?

No voy a gritar, y tranquilo, mis muñecas ya están vendadas.

Sólo quería pedir disculpas por las confusiones que han habido.
Eso de los culpables y las heridas y no sé qué cosas...

Lo libro de culpa, al igual que a usted, creo que a muchos más.
Yo he sido la culpable de todo.

Yo he sonreído mal, y los he confundido.
Yo les he dado la confianza para que jueguen conmigo
y cuando me apuñalaron, no fue porque usted ha sido el malo, quizás fue que ha sido demasiado despistado y se le ha olvidado avisarme que estaba jugando, y que yo debía correr, o esconderme.

Hey... No los culpo,
a nadie, de verdad.
¡Que tonta fui por creer que ustedes eran los malos! Si yo misma les he dado el puñal, y sólo yo les he permitido que se acerquen a mí!
Sólo yo.
Una y otra vez.

¿Acaso alguien me dijo que les diera mi confianza?
No, no a primera instancia.
Y, ¿Acaso no era yo quien debía estar atenta ante cualquier situación de peligro hacia mi ser por permitir que alguien estuviera tan cerca de mí?

He sido yo, pues...
 ¿Quién me dijo que les diera el poder de destruirme?
...
Absolutamente todo lo he ocasionado por mí misma.

Era una ingenuidad que no tenía idea... No tenía idea de quién era usted, no lo aceptaba como tal.
Era la misma ingenuidad que no me permitió asimilar que no conocía a quien le dí mi alma.
La misma ingenuidad que me hizo creer que fue su culpa, que yo era víctima, que mis ángeles me abandonaron, cuando yo fui quien los imaginé conmigo.

Por eso lo libro de culpa. Al fin y al cabo, ¿Qué puede estar mal en usted?
...
No, nada. Usted simplemente es usted, y solamente está siempre siendo usted.
Porque sino, ¿quién más sería? ¿dolor, acaso, para mí?
No, señor...
Usted piensa, usted decide, usted hace. Eso no lo hace nada más que ser usted mismo.

Así que le repito, tranquilo, señor. Todo se ha solucionado.

En mi cabeza, todo salió perfecto,
en mi cabeza nada sucedió, ni usted, ni yo... realmente nadie, nadie falló,
le juro,
en mi cabeza ella no está
en mi cabeza no recuerdo que me dejaron sin alma
en mi cabeza nadie me abandonó
en mi cabeza nadie me juzgó por sus propios errores
en mi cabeza todo está bien...

Esto es nuevo.

Tomo mi ingenuidad ahora con responsabilidad. Ahora no sólo es una burbuja, sino una gran muralla.
Decido crear mi mundo de ingenuidad incesante. ¿Quién me lo va a quitar?
...
¿Que estoy sangrando? ¿Y qué?
Es divertido ver a personas resbalarse con el desastre que mi herida ha causado.
Lo que queda en mi cuerpo, se los puedo regalar, no tengo problema.

¡Todo está bien!

pasen adelante, mi ingenuidad les espera.

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