sábado, 29 de abril de 2017

1, 2, 3... O encajas, o te acostumbras a no encajar.

Recuerdo la primera vez que probé el ron...
Todos a mi alrededor parecían disfrutar de él; así que lo quise probar...

Pero no, no me agradó en absoluto.
Eso hizo que me sintiera un poco incómoda, como que no encajaba...
Pero me di cuenta que simplemente no me agradaba el ron, no es gran cosa, ¿o sí?

La segunda vez, creí que iba a ser distinto. Porque había tomado otro tipo de licores
y me iban bien, así que, ¿por qué no intentarlo otra vez?
...
no fue mejor. Simplemente fue menos el desagrado.
Sin embargo, seguí bebiendo... Y seguí, y seguí.
No fue bueno, terminé al borde del suicidio, y bueno, no recuerdo nada luego que me bajaron de la azotea... Sólo recuerdo que desperté con la ropa lejos de mí porque estaba llena de vómito.

¡El ron para mí es terrible!

Pero siempre vuelvo a esas situaciones. Como vuelvo al amor.

La tercera vez sabía que no me agradaba, pero no quería recordar lo mal que me hacía
sólo lo bien que me hacía sentir por unos momentos...

sólo lo bien que me hacía sentir...

y ahora lo bebo usualmente
sabiendo que al día siguiente -posiblemente- esté súper mal.

Y sí, sí, ya sé lo que van a pensar
"Puedes beber y no en exceso"
Claro...

Como si pudiese controlar lo que quiero sentir
como si pudiera dejar de beber
¡como si pudiese estar con él sin besarle!

No puedo.
Así de simple.


Por más que lo intente...
no puedo tenerle sin exceso.
Aunque siempre termine mal.
Aunque sepa que terminaré mal.

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