Lo siento.
Por estrujarte tan fuerte, que manché tu franela blanca.
Me encantaban esos abrazos; realmente. Esos donde me quedaba por minutos en tu pecho.
No importaba qué tanto le quedaba a mi cigarrillo; mi hogar era ese, y no me quería despegar de allí en ningún momento.
Y quizás no lo notaste, quizás pensaste que te ensuciaste con cualquier otra cosa, ya que
sabes que muy poco uso maquillaje.
Pero ese día en específico te quería sorprender, y lo hice
y dijiste algo como que
siempre me habias percibido hermosa
con o sin maquillaje
con el cabello largo o con el cabello corto
no importaba...
Y mientras tú decías todo eso, noté que te había ensuciado la franela
¡Lo siento, lo siento, lo siento!
-pensaba-
y me disculpé quitándote la ropa, y dejandote nuevas marcas
-no de maquillaje precisamente-
Cuánto te amé.
Cuánto te am...
Recuerdo esos abrazos.
Disculpa por mancharte la franela; digo, porque yo sí me disculpo.
¿Lo harás tú por manchar...me?
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