¿Cómo empiezo?
Se me ha olvidado la manera de escribir...
Están todas éstas palabras revoloteándose de un lado a otro dentro de mi cabeza y no sé, no tengo ni idea de cómo ordenarlas...
Estando contigo se me ha olvidado escribir.
¿Qué te digo?
No lo sé.
¿Qué ha pasado?
*El silencio se acerca y eriza mi piel...*
Ha iniciado el llanto.
No he querido, lo siento.
Bien, creo que la humedad del dolor en mis mejillas ha ordenado las palabras; pero ahora hay más. Haré el intento...
Te necesito.
Así es, es exactamente eso.
Te necesito; pero sé que aún no puedes volver.
¿Qué se supone que debo hacer con el tiempo de ocio mental?
Así es, tiempo de ocio mental.
Porque, querido, te juro que he intentado ocuparme de todo; y lo hago, que no te quepa duda.
Pero...
Es que en clases basta con verle el rostro a cualquier persona e inmediatamente, como por arte de magia, le encontraré algún rasgo que tengas.
Y en la calle; mientras personas caminan de un lado a otro, yo me quedaré de pronto aturdida, pues veré en cada individuo la sombra de tu silueta.
Y fumando cigarrillo; no importa en dónde demonios esté, si aquí o en Urano; siempre estaré esperando escuchar tu voz diciéndome cualquier tontería.
Al dormir, yo simplemente deseo -como niña que espera la llegada de santa clous en navidad frente al árbol- despertar junto a ti; y decirte bajito, con un tono dolido, que he tenido la peor de las pesadillas...
Pero despierto y; amor, yo despierto y digo que no he despertado, ¿Puedes ayudarme? ¿Puedes venir a despertarme?
Me siento tan fuera de mí sin ti... Y es tan patético que a la vez me vivo reclamando cosas como:
- Deja de fumar, él no aparecerá de pronto.
- Deja de mirar a ese chico, él no es quien quieres que sea.
- Presta atención a la clase, deja de escribir como si le fueses a leer eso hoy.
- Apaga el celular, él no llamará...
- ¡Termina de hacerle la factura al señor y deja de sacar cuentas de los días que te faltan para verle!
Me tienes en ruina...
Estoy cansada mentalmente; y no puedo demostrarlo más que con una fría indiferencia que en mí se propaga como fuego y hace que repudie de pronto todo lo que dices, todo lo que haces, y todo lo que tengo de ti no lo quiera ni ver...
De pronto no te soporto, y es que no soporto no tener el control acerca de cómo sentirme con respecto a todo ésto.
Quiero huir, te juro, juro que quiero huir, pero sería no tenerte, sería no tener la esperanza de volver a ti; amor, no quiero estar sin ti, no soporto estar sin ti. Tengo demasiado miedo de mi dolor, y de como se manifiesta, y de la manera en la cual te perjudica. Maldita sea, no te quiero alejar...
Pero es contraer tantas palabras que quiero decir, que sólo esbozo la que menos siento, la que con más claridad ha de salir... La que no me duela.
No soporto no tener el control acerca de lo que de pronto siento; no soporto sollozar en las noches; no soporto que no estés aquí.
Disculpa por hacerte saber todo esto; pero si no es a ti, ¿A quién?
Si es el fantasma de tus manos, las sombras de tus besos los que me acompañan en las madrugadas...
Mi cuerpo pregunta, ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué ahora te vales de siluetas?
El hecho es que...
Te necesito.
Te echo de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario