¿Quién te crees que eres para hacerme prometerte tantas cosas y luego dejarme a la deriva?
Me dices que espere, que espere, que espere... Y no sabes lo que no soporto ésta ausencia a medias.
¿Qué planeas hacer? ¿Te gusta ésta rutina? Hacerme sufrir, hacerme reír, hacerme agonizar desde una felicidad que realmente me la haces imaginar.
¿En qué pensabas cuando estabas en el avión? ¿Qué nuevas palabras tendrás que aprender para tu próximo vuelo? ¿Y luego? ¿Qué le dejaré para el tercero?¿Qué le haré creer al cuarto?
No quiero una vida de espera.
Y sé que nada de ésto lo he de sentir mientras apareces, pero, es que cuando no estás...
No te imaginas las grietas que se han de formar dentro de mí. Grietas cada vez más y más grandes, más profundas...
Ya mis manos me tiemblan al pensarte; me toca decirles que no, que aún no has llegado; que aguarden...
Un poco más...
Un poco más...
Aunque sepa que es mucho; sólo me toca no hacerlas desesperar. No hacerme desesperar.
Entonces me digo, no te preocupes; esas grietas cuando él vuelva no serán nada. No te desesperes, querida, no agonices, sólo falta un poco...
Un poco más.
Un poco más y le tendrás contigo; susurrándote bajito, que ya ha pasado lo peor. Y tú sabrás que no será así, pero sin embargo sonreirás; y le creerás...
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