Nada ha cambiado, cariño.
Sábado, domingo, lunes, da igual... ¿Que qué se siente?
Pues tan común como un resfriado.
Ésta sensación de querer huir, o querer suicidarme es demasiado usual en mí, así que no es ninguna sorpresa. A veces tengo miedo, pero con quedarme en mi habitación es más que suficiente para estar a salvo.
Ahora, cuando estoy en la calle... Allí sí me pongo nerviosa, y empiezo a sudar frío. Pues siento a la muerte tan cerca de mí.
Veo a la muerte en cada automóvil que pasa, en cada puente, en cada edificio, en cada oficial de policía.
Y al llegar a casa, entonces debo pasar por la cocina, y es inevitable acercarme y tomar un cuchillo, y pasar el filo por mis muñecas, y acariciarme el rostro y la garganta con el mismo.
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Pero bien, ahora mismo estoy en mi habitación, supongo que puedo estar tranquila. Y en un momento saldré, pero no, no tomaré ningún cuchillo, porque hay personas en casa, así que bien, con sólo un par de cigarrillos creo estaré bien.
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