viernes, 24 de marzo de 2017

he llegado muy temprano, o muy tarde.

No ha sido una vida equivocada la que me ha tocado, he sido yo quien ha ocupado un espacio en ésta vida que nunca me ha pertenecido.
¿A quién se la habré robado?

No tengo nada en mis manos...
No me ha quedado nada.

Que desastre he sido, que poema más horrendo el que he creado.

Cabello castaño, algo corto, piel blanca con muchos lunares. 
Cabeza hecha mierda, nada más que mierda... 

Soy de esos poemas cortos que nadie entiende. 
Que ni quien lo crea tiene idea de lo que ha hecho. 
Que quieren entender porque se escucha de la ostia, pero que realmente no significa nada. 
 
 
¿Todo esto ha sido real?

Ya no miro al cielo.
Ya no busco la estrella que brille más.
Ya no le tomo fotos a las nubes.
Ya no veo el dolor en floreros, ni en las flores del jardín.

No me ha quedado nada más que la decisión del no sentir.

No sentir.
No sentir.
No sentir.
No sentir.

Ya no sé... 

Quiero yacer, pero no en ésta cama, sino bajo tierra.
Quisiera no tener consciencia, no ser consciencia. 

Huir.
Huir.
Huir.
Huir.

Ya no sé...
Escríbanme...
cuando
ya no esté. 


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