Creí que era experta en redactar; escupir las frases más perfectas en situaciones específicas...
Pero no.
Creí que tenía las palabras para todo.
Pero no.
No tengo las palabras para describir tu ausencia, a menos que deje entonces éste blog totalmente en blanco; con palabras mudas, y lágrimas en forma de puntos suspensivos...
No puedo describir lo que se siente pensar en mi futuro, y tener que sacarte de él.
Porque no, no es cambiar por completo mis planes, es simplemente sacarte de ellos; y eliminar de mi visión cualquier gesto de felicidad.
Porque no, ya no estará allí.
ya no estarás allí.
No puedo describir qué se siente recordar tanta alegría, y luego verme al espejo; y quebrarme.
No puedo describir qué se siente soñar que soy un jarrón al cual dejaron caer y las personas al rededor aplaudían y tomaban fotos de aquellos pedazos rotos, donde los pisaban -me pisaban-.
No puedo describir el sonido del crujido que siento en mis entrañas cada vez que recuerdo ese tipo de sueños.
O bien, en esos sueños donde soy un fantasmita que vive dentro de un árbol, y cortan el árbol -que es mi refugio- y entonces cae... Pero nadie escucha, y observo a mi alrededor; y no hay nadie, y no hay más árboles, sólo soy yo y mi refugio caído.
Sólo yo a la deriva, buscando ahora dónde habitar.
¿Y las hojas? ¿tenía hojitas mi árbol? Ya no recuerdo... Pero quiero ahora ser tan diminuta que pueda
encajar dentro de cada fibra de las ramitas que puedan quedar en aquel árbol caído.
No puedo describir el sabor de cada lágrima que he desprendido en diferentes situaciones, con diferentes recuerdos, o diferentes intentos de seguir adelante...
Creí que tenía las palabras para todo.
Pero no.
No puedo describir ni siquiera la manera en la cual te necesito.
Te necesito para seguir escribiendo.
Te necesito para seguir escribiendo del amor y sus sabores.
Te necesito para seguir escribiendo de la tristeza y su belleza.
Te necesito para seguir.
Te necesito para describir por qué no te quiero conmigo.
Te necesito para describir por qué seguiría contigo.
Te necesito para gritar a letras cuánto te quiero...
Te necesito para exhalar a letras cuánto te odio...
Creí que tenía las palabras para todo.
Pero no.
Porque no es tanta la nostalgia, sino más la melancolía de que no estés.
Porque ya no eres, amor, amor, amor, ¿Puedo seguir llamándote así?
ya no eres.
Y por ende, ya no soy.
Ya no somos.
Y no sabes cómo me quiebra.
Y no sabes cómo me quiebra.
¿Te has dado cuenta lo que has cambiado?
¿Te has dado cuenta lo que me he debilitado?
¿Te has dado cuenta...?
Creí que tenía las palabras para todo.
Pero no.
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