jueves, 7 de junio de 2018

Nada muere, todo se transforma.

Dicen que debemos dejar el pasado donde pertenece... Pero, ¿A dónde perteneces tú, amor que ya no es amor?
¿Realmente puede perteneces el amor en el pasado si fue amor? 

Me confunde el tiempo... Mirar atrás y notar que hace menos de un mes estaba rendida a tus pies.
Me juraba y a ti-en mis conversaciones mentales- que te esperaría hasta que el invierno de mi alma se exteriorizada y muriese de hipotermia.
Pero sólo soy una mentirosa de mierda, ¿No es así?

Sin embargo, no te quisiera de vuelta en mi vida, porque no me agrada ser cautelosa; porque así no es esta niña, y lo sabes. Sabes que no me agrada callarme lo que pienso, sabes que me encantan los colores, y el sonido de la vida...  lo que toda la vida ofrece y significa. Aunque me quiebre, y de vez en cuando piense en la muerte. 
Que no me avergüenzan mis errores, y que a pesar de no ser religiosa, tengo fe en cada átomo existente en el universo.
Y contigo todo era tan diferente. Al principio, cariño, recuerdo envolverte en vida, y recuerdo tu sonrisa, y tus carcajadas, y recuerdo tus planes a futuro, y recuerdo que te llegó a gustar la vida y la forma en la que la niña percibía todo.
Pero en tan poco tiempo... 
De pronto, se acabaron los chistes, y los míos ya no te hacían gracia, de pronto no elegías escucharme, de pronto te importó demasiado mi pasado. De pronto me veías y no había una sonrisa espontánea en tu rostro. 

De pronto estabas del lado de la muerte, de lo gris, de pronto el amor ya no era lo tuyo. De pronto yo no era ningún motivo para seguir. 
De pronto ya no eras amor, y yo me fui alejando y no lo notaste sino hasta que fue demasiado tarde. 
Y recuerdo tus palabras: "No quiero nada de ti, no quiero nada contigo" 
Recuerdo tu mirada fija, y tus labios moviéndose... Mi alma no quiso escuchar pero mi cerebro absorbió tus palabras perfectamente "Tampoco es como si fuésemos a durar toda la vida" "En algún momento esto iba a terminar, nada es para siempre" 
Debí quedarme con esas palabras, pero mi alma envolvió a mi sentido común...
Y cuando me dejé caer, y volví a ti... Tú no me sostuviste como creí que lo harías. 
¿Cómo podías seguir callando tanto? ¿Soy tan nada que el silencio significa, para ti, más que yo? 

No puedo, amor... Lo quise dar todo y no me lo permitías, y así no pude, ni puedo. 
No quiero volver a ti. Me encanta lo que eres ahora, y lo que puedes llegar a ser, pero no quiero nada de ti de vuelta. 


...
...
...

Sin embargo, le tengo tanto miedo a tu abrazo... Porque a pesar de llamarte pasado, y a pesar de no quererte de vuelta... Tu abrazo de a poco me quita la cordura de reserva que llevo conmigo.
Y tengo miedo.
Porque tus abrazos siempre dieron calma a mi cuerpo, y es inevitable sentir -cuando me abrazas- cómo mis huesos, de pronto, le gritan a los tuyos que me retengan por más tiempo.

Le tengo miedo a tu sonrisa, porque me recuerda el inicio de todo.

Me confunde, a veces, el tiempo. 
Sin embargo, sé lo que no te puedo ofrecer, y es una tercera oportunidad, ni un amor genuino, porque lo que sentía se desgastó hasta quedar manchado de asfalto...
Pues recorrió -raído- demasiado camino y con demasiado peso.


Supongo que el amor sigue, pero sin ser amor.

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