viernes, 22 de diciembre de 2017

Disculpa si te salpico de sentir.

Te lo digo bajito para que no lo escuches, pues no te quiero asustar. Realmente, no quiero que des ni un paso atrás.
Por eso, mientras te abrazo le susurro a tu pecho despacio, muy bajito, para que sólo tu alma escuche; (porque sí, quiero pensar que en esos momentos tu alma está a flor de piel, y puede escuchar todo lo que llegue a decir incluso a suspiros) a manera que no lo sepas, al menos no antes de saber que también lo has querido decir, que lo sientes, que realmente lo sientes... 

Y disculpa si me apresuro, sin embargo, nada importa si nada sabes... 

Te quiero.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Posible sosiego. Posible...

Estoy titiritando del frío que ocasionan mis sueños vacíos de ti.

Estoy temblando porque he estado aceptando una felicidad que no se siente mía. Y se ha escondido justo debajo de mis venas por si la siento intrusa... No se quiere ir realmente. Y mi voz se ha estado quebrando porque mis pensamientos advierten que en cualquier momento soltará (alguno de los dos) una de esas frases o palabras que den a entender una despedida.
Y, joder, disculpa si te salpico con mis miedos, pero es inevitable. La tristeza ha estado alojada en mí toda una vida, y ahora se siente invadida; siento que entre tantos cambios de emociones un tornado se ha logrado formar; y necesito que me abraces, necesito que apacigües todo dentro de mí.

Estoy temblando, y ahora, al menos en este momento, es de anhelo de ti.

Un escrito muy vago. Pero creo que es porque estoy bien.

He estado pensando en ti últimamente. 
Porque, no lo sé, supongo que cuando el tiempo con una persona no te es suficiente, te empiezas a preguntar cosas como: ¿Qué demonios estás haciendo? 

Luego de esa pregunta, varias cosas me dieron vueltas en la cabeza, y no lo sé, no sé qué estoy haciendo. Sin embargo, organicé una que otra palabra tras otra con respecto a cómo me he estado sintiendo...
Así que, bien:
Que contigo nada es usual. Mi sonrisa, incluso, se vuelve otra. Es extraño, sentirlo "real"(si acaso eso tiene algún significado); sentir que mi sonrisa se manifiesta y que no sea para ocultar algún dolor, o evadir alguna incertidumbre; que no piense en un "y  qué pasa si después...", nada. Cuando sonrío estando contigo no hay nada más, sólo sé que estoy, no lo sé, bien, pero no sólo "bien", sino... Realmente.
Me das una seguridad que no tengo, y a la vez una ansiedad que creía escondida dentro de la cajetilla de los cigarrillos. La ansiedad de sentirme plena, o algo parecido, de no saber qué hacer al estar bien. Porque realmente ya no sé qué hacer.
Porque ya no me siento yo estando fuera de la inmensidad de mis dudas.
Pero no puedo decir que me perdí contigo, porque no. Porque realmente creo que
simplemente
al fin
me vi.
Me vi en el remoto sentir de plenitud.
esa fantasía que no existe, pero ahora quiero creer que sí.


Estoy fuera del vacío, y dentro de los pétalos de la felicidad de la tristeza... de una vaga y muy lejana tristeza.
Y en ti, pude notar virutitas de felicidad acumuladas en tus pestañas, y créeme cuando te digo que cuando caen a tus labios es un fenómeno realmente hermoso.